11.7.11

Elecciones SGAE

Vaya declaraciones más temerarias que ha venido haciendo Caco Senante sobre las pasadas elecciones en la SGAE. Afirmar que el contenido de las conversaciones telefónicas obtenidas en la operación Saga en torno a la organización de las pasadas elecciones no son válidas bajo el punto de vista legal, no tranquilizan a nadie; ni al electorado ni a la sociedad en general.

Y no podrían ser peores porque en vez de afirmar que lo que se dicen Teddy Bautista y José Luis Rodríguez Neri no puede ser cierto y que se investigará hasta las últimas consecuencias, se limita a echar balones fuera cuestionando la validez legal de la prueba porque fue obtenida para un caso distinto, el de la SDAE, que nada tiene que ver con las elecciones. Solo le faltó tatuarse en la frente "estoy pringao pero no suelto la teta" para quedar menos convincente. Nadie le cree y solo hace falta leer los comentarios que han suscitado sus comparecencias.

La verdad es que el sistema electoral de la SGAE deja mucho que desear aunque Caco (vaya apodo menos tranquilizador) diga que es el que a los españoles nos gustaría para las autonómicas y generales. NO GRACIAS. El que solo un 8% de los socios tengan derecho a voto y que de ellos tengan más votos los que más dinero ganen no es lo que los españoles deseamos como modelo. De los poco más de 100.000 socios solo 600 perciben el 75% de la recaudación y por ende los que concentran todo el poder. Para que se entienda mejor, aunque creo que está muy claro, sería como si a las pasadas elecciones autonómicas no hubieran podido votar ni parados, ni pobres, ni los que estuvieran por debajo del mileurismo y por el contrario tuvieran mas votos los que más dinero ganaron (Koplowitzes, Botines, Bautistas y Grandes de España en general).

El sistema electoral de SGAE hay que cambiarlo totalmente adecuándolo a los nuevos tiempos y a lo que demanda la sociedad. Tal y como está concebido actualmente, permitiría, por ejemplo, que una hipotética persona taimada que llegara al gobierno de la SGAE y quisiera perpetuarse en el cargo por encima de lo razonable creara un no menos taimado colegio electoral al que pasarle los teléfonos y direcciones personales de esos seiscientos todo poderosos para, pongamos por ejemplo, llamarlos por teléfono y hacer envíos por correo para comerles el coco un poquito vendiéndoles la moto con prebendas incluidas y ofrecerles el mandarle un mensajero con una papeleta para que firmara una delegación del voto y así ahorrarse el asistir a la teddiosa burocracia de la asamblea y votaciones. Con esa papeleta en blanco firmada por los socios con más votos, el colegio electoral podría poner las casillas que considerara oportunas y endosar la delegación del voto al compañero oportuno según convenga. Esto tendría un coste económico realmente exiguo comparado con el beneficio que reportaría a los candidatos privilegiados. No estoy diciendo, ni mucho menos, que esto se haya hecho nunca, ni muchas ni pocas veces, si no que podría haberse hecho con el actual sistema si hubieran llegado al poder personas mal intencionadas que hubieran o hubiesen querido perpetuarse en el poder indefinidamente para mantener sus chanchullos.

Lo poco que ha trascendido de las conversaciones telefónicas en cualquier caso asusta. Da una imagen mafiosa y de república bananera de la SGAE y encima nos deja con la duda de desde cuando se podría estar, presuntamente, haciendo trampa en las elecciones de SGAE. Que el propio juez cuestione la validez de las elecciones parece que quiere invitar a los socios a que nos personemos a nivel particular en la causa para ahondar en esta cuestión.

En cualquier caso creo que es el momento del cambio. La masa social, así como la opinión pública, pide una democracia real, mayor transparencia, más participación y menos chorizo. Los creadores de España no nos merecemos este via crucis y esta mala imagen por culpa de unos pocos. Sabemos que el público nos quiere y nos apoya. Vienen a nuestros conciertos, exposiciones, obras teatrales, de danza y literarias comprándose lo que realmente les gusta y les vendemos a un precio razonable y mediante un sistema de distribución lógico para los tiempos que corren. La sociedad en general es consciente de la importancia que tienen los creadores para su crecimiento personal, su ocio y para el enriquecimiento económico y cultural del país. También tienen claro que debemos cobrar por ello, como es lógico. Pero también nos piden un cambio en las formas. Un cambio profundo que debe venir de los nuevos modelos de negocio, de la innovación, de la sostenibilidad, de las nuevas generaciones de creadores y con las ideas del XXI. Nada que ver con modelos del siglo pasado, modelos facistoides, monopolísticos y dictatoriales, ni con cánones discriminatorios ni leyes Sinde.

Exijamos una convocatoria de la Asamblea General extraordinaria y un cambio del sistema electoral que permita una participación democrática y transparente sin trampas ni cartón. Y seguidamente afrontar los cambios que la masa social, auténtico poder de la Sociedad, estime oportunos para situar a la Sociedad de Gestión de los creadores españoles en el siglo XXI. Y mejor será que el resto de sociedades de gestión españolas ponga sus barbas a remojar.

2 comentarios:

Antonio Santos dijo...

Y mientras Caco y Cía. siguen aferrados a la teta, el congreso deroga unánimemente el canon y los ayuntamientos comienzan a rebelarse contra el pago a SGAE por las verbenas. Veremos quien más les sigue.

singuango dijo...

Suscribo todo su artículo, señor Mateu. Me gusta sobre todo la última frase:

"Y mejor será que el resto de sociedades de gestión españolas ponga sus barbas a remojar"

Porque ahora estamos viendo cómo las otras sociedades de autores, ensarzadas desde hace tiemo en disputas sobre quién tiene más derecho a la tarta de los derechos (permita la rebuznancia) están echando toda la mierda que pueden sobre la $GA€, como si ellos fueran mejores o pretendieran otra cosa que la susodicha entidad de gestión.

Lo que se pone en cuestión no es la gestión de una sociedad, sino el concepto mismo de derechos de autor. Ojalá veamos una seria reflexión de los poderes sobre el tema y un cambio real de la gestión de esos derechos, no sólo una purga de las manzanas podridas, cuando lo que está podrido es el sistema.